El saludo litúrgico es casi siempre igual, como el "buenos días, de siempre; "El Señor esté con ustedes", regularmente con pequeñas variantes.
Con éste saludo se expresa que es "la iglesia congregada por el Señor; en un acto sagrado y ritual en torno al altar que se venera, besándolo y a veces incensiándolo.
El altar representa al mismo Señor que congrega a sus fieles, como discípulos a los pies de la crucificción, con Santa María, San Juán, Santa María Magdalena y los Santos Ángeles de la Pasión del Señor.
Persignarnos y responder al saludo del sacerdote es nuestro primer paso de oración en la Santa Misa, sea diaria o dominical
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